QUÍMICA DEL CARBONO
Llamamos compuestos químicos a cualquier sustancia formada por
moléculas, todas iguales entre sí. Estos compuestos químicos se clasifican en
dos grandes grupos:
Los compuestos orgánicos suelen ser moléculas muy complejas y en
su composición siempre se encuentra el elemento carbono. Las moléculas de
los compuestos orgánicos son tan grandes que pueden llegar a estar formadas
por miles de átomos.
Estos compuestos son característicos de la materia viva o materia
orgánica. Algunos ejemplos son las proteínas, los lípidos, el carbón y el
petróleo.
Los compuestos inorgánicos suelen ser moléculas sencillas y son
característicos de la materia mineral. Algunos ejemplos de compuestos
inorgánicos son los silicatos, carbonatos, ácidos y el sílice.
Hasta comienzos del siglo XIX se tenía la idea de que los compuestos
orgánicos eran solamente formados por los seres vivos. Alguna “fuerza vital”
permitía que los compuestos inorgánicos se transformaran en orgánicos.
Pero en el año 1828, el químico alemán Friedrich Wöler logró fabricar en
su laboratorio un compuesto orgánico: la urea, un producto de excreción
eliminado por los mamíferos en la orina.
Esto condujo a un replanteo del concepto de lo orgánico e inorgánico. A
partir de ello llegamos a una nueva clasificación de los compuestos químicos.
¿Por qué el carbono es tan importante?
Bueno, hay muchas explicaciones, pero tendríamos que comenzar
diciendo que el carbono tiene la posibilidad de establecer uniones con hasta
otros cuatro átomos.
Generalmente estas uniones las
realiza con el oxígeno, el hidrógeno y el
nitrógeno.
Pero uno de los hechos más
importantes es que pueden unirse átomos de
carbono entre sí para formar cadenas (como
un collar) que pueden llegar a ser muy largas
y estables (esto significa que la cadena es
resistente y no se rompe fácilmente).
Sobre todo esta estabilidad es un
punto fundamental para sostenerlo como el
“Rey de la química orgánica”
HIBRIDACION DEL CARBONO
En química, se conoce como hibridación a la combinación de orbitales atómicos dentro de un átomo para formar nuevos orbitales híbridos. Los orbitales atómicos híbridos son los que se superponen en la formación de los enlaces, dentro de la teoría del enlace de valencia, y justifican la geometría molecular.
El químico Linus Pauling desarrolló por primera vez la teoría de la hibridación con el fin de explicar la estructura de las moléculas como el metano (CH4) en 1931.1 Este concepto fue desarrollado para este tipo de sistemas químicos sencillos, pero el enfoque fue más tarde aplicado más ampliamente, y hoy se considera una heurística eficaz para la racionalización de las estructuras de compuestos orgánicos.